![]() |
Detalle de Montaigne con sombrero. Anónimo. |
Leyendo a Montaigne estos días. Bueno, para ser más exactos, una selección bien desbrozada a cargo de André Gide (Páginas inmortales, Tusquets). La traducción no termina de sonar bien, pero no por eso deja de ser efectiva.
Leo a este hombre, a este Alonso Quijano con medios y cordura,
y percibo su aliento, su calor corporal, su olorcillo. Qué delicia escucharle hablar por escrito, vanidosa a la par que humildemente, de sí mismo, sin solemnidad
pero a fondo, una tarde cualquiera de hace cuatrocientos años, junto a
la chimenea de su castillo, consciente de su buena suerte y de tantísima miseria humana, tras haber comido a placer, como si fuera
hoy mismo.
Fue el primero que escribió conscientemente sin la máscara de
los temas; su único tema, decía, era él mismo.
Eccehomismo literario en sus orígenes.
Escuchar a Montaigne, qué descanso.
ResponderEliminar