sábado, 25 de marzo de 2017

HELARTE POR EL ARTE

El bufón don Sebastián de Morra (1645), Velázquez.

Patente estetización de la política por medio del kitsch, con claros fines propagandísticos, a la par que subrepticia politización de la estética con fines igualmente propagandísticos. El arte (basura televisiva o El Quijote, Mozart o Los Beatles, Las Cuevas de Altamira o El Guernica), independientemente de sus creadores, casi siempre termina funcionando como mera publicidad —más obvia o sofisticada, para el caso es lo mismo— al servicio del establisment

Y los objetivos de toda propaganda política vienen siempre a ser los mismos: represión sonriente o “shiny happy people”, como cantaran los R. E. M.; policía de paisano o autoridad interiorizada; hierros invisibles o esclavitud elástica; en fin, domesticación no traumática, corrección política

Huxley decía que el grado mayor de esclavitud es la inconsciente y voluntaria. La estética, si en manos del poder político, va siempre indefectiblemente a parar a helarte por el arte

Así fue y así sigue siendo: Virgilio perdía el culo por el César, y Roma y la Cristiandad adoraron a Virgilio. 

Una mezcla de mayordomo y bufón, el artista.

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