sábado, 26 de marzo de 2016

YO ES OTRO


Hablamos de nuestros instintos como si fuesen de otro, como si no nos pertenecieran, efectos que tienen lugar en nosotros de algo que creemos ajeno. Pero lo cierto es que no son efectos, sino causa; que no sólo no son algo extraño a nosotros sino que son lo más íntimo, lo más nuestro.

El verdadero otro es la conciencia, ese desdoblamiento que nos permite «distanciarnos» de nuestro propio centro. Por eso, cuanto más «alejados» de la animalidad, más desarraigados y escindidos vagan por el mundo los hombres.

La conciencia es el gran generador de tormento. Sólo sufren las criaturas que saben que lo son.

viernes, 18 de marzo de 2016

ANALFABETISMO SECUNDARIO


El proceso educativo público, que es tanto como decir estatal, es de lo poco que continúa siendo «gratis» en nuestras sociedades (piénsese también en ciertos periódicos, emisoras de radio y canales de televisión). Ni siquiera el agua es tan barata. El interés en modelar mano de obra cualificada, consumidores fieles y ciudadanos mansos de segunda es imperioso. La educación privada, en cambio, queda reservada para la clase dominante. Lo último que haría tu jefe sería enviar a su hijo a la misma escuela a la que asiste el tuyo. El deterioro de la enseñanaza pública o estatal es un deseo de las clases pudientes: cuanto más estúpido permanezca el resto, más fácil les resultará a los suyos mantener sus prerrogativas. El objetivo es claro: un trabajador lo más especializado, ignorante, consumista e indolente posible.

viernes, 11 de marzo de 2016

VACÍO DE FONDO


La escritura es adictiva. Son pocos los que han conseguido cerrar de veras el pico: Rimbaud, estrafalariamente; Rulfo, con suma elegancia; Pavese, colmo de la paradoja, teatral y aspaventero, avisando, registrándolo calculada y previamente en su diario. 

Probablemente haya ejemplos mejores que no recuerdo o ignoro. También están los ejemplos puros, es decir, aquellos que no tuvieron que callarse porque nunca abrieron la boca, quién sabe si por estupidez, falta de necesidad, impericia o lucidez. Habrá, probablemente, casos y casos. Ya no importan, claro. Nunca importaron. Al fin y al cabo lo único que cuenta, lo que en realidad somos, no es más que lo que hacemos (como dice no sólo Sartre, aunque sólo él intentara construir un sistema basándose en ello). Y aunque la omisión sea también en cierta medida una forma de acto, en literatura el silencio sólo suena cuando previamente se ha hecho ruido. 

Otra cosa distinta es pretender expresar el silencio con el ruido, la ineficacia de todas las palabras en lo que al dolor y al amor se refiere, el absurdo de todos nuestros desvelos, lo ficticio de nuestras ilusiones, lo efímero e irrisorio de toda posteridad. Hasta las piedras serán polvo. La literatura que más me interesa es la que no olvida nunca ese silencio, ese vacío de fondo.