U N P A S E O P O R E L C E M E N T E R I O
Ganas de garabatear cien, doscientas páginas puras y sucias, claras y
profundas, sobre esto y aquello, de todo un poco y nada en concreto.
Ganas de sacarme de la manga un volumen de variopintas virutas literarias con el solo fin de darles este título: Paseo por el cementerio.
Eso
que hoy llaman blog y antes llamaban dietario o cuaderno de escritor: un popurrí de
veleidades y abortos creativos, frases sueltas y ocurrencias,
instantáneas verbales y comentarios de lecturas, fruto tanto de mi
dispersión mental como de mi flojera, de mi firme pereza para acometer
escritos largos.
La última frase —¿dónde termina un anillo?— también la tengo: «Si quieres conocer el futuro, date un paseo por el cementerio.»
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