L A S A P A R I E N C I A S N O E N G A Ñ A N
Si los átomos de una piedra (o sus partículas elementales o quarks, o como quiera que se los llame mañana) están en movimiento, cabe imaginar que para un hipotético observador externo el universo conocido parezca estático. Nada es lo que parece –pensamos– a menos que uno esté en su interior.
Y ni así, puesto que el observador interior no percibe muchos de sus
propios movimientos respecto a otros cuerpos.
Conclusión: «La realidad» sólo puede ser lo que parece, incapaz de revelarse más que como aparición y apariencia.
Conclusión: «La realidad» sólo puede ser lo que parece, incapaz de revelarse más que como aparición y apariencia.
Lo diré en pocas palabras: El mundo –semejante tal vez a su apariencia– se parece a lo que nos parece.
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