martes, 5 de diciembre de 2017

POLVO DE MARIPOSA



Me escribe el amigo que cómo es, que cuándo y para qué, que dónde poesía. Y me quedo atolondrado y quieto como liebre nocturna en la autopista, enceguecido por los faros del abalanzado camión de interrogantes que raudo y rotundo contra mí se precipita, e hipnotizado por la luz de las preguntas amago atentados de respuesta.

¿Invisible belleza? ¿Danza mental? ¿Música de la lengua? ¿Chisporroteo verbal? ¿Canto en silencio?

¿Saber alegre? ¿Claridad y misterio? ¿Búsqueda del hallazgo? ¿Fogonazo del ensimismamiento? ¿Verdad piadosa? ¿Mentira edificante?

¿Narcisismo venial? ¿Derrota digna? ¿Forja de la identidad? ¿Exageración insuficiente? ¿Un alto pasatiempo?

¿Dicha triste? ¿Lametón de heridas? ¿Amor propio no correspondido? ¿Autodesconocimiento?

¿Intento de invención del horizonte? ¿Aceptación de límites?

¿La calma en el ojo del huracán, como dijera Jeffers?

¿Crucigrama sin preguntas? ¿Pregunta sin respuesta?

Uf. Casi mejor no saberlo.

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